La propuesta suicida del cavernal





Todavía hay quien piensa que las prohibiciones son la mejor receta para evitar que uno fume sargazo regañón, haga el amor con quien se deje o, en el caso de las mujeres, decidan cuándo tener sus hijos o no tenerlos. Para abrir el debate sobre el primer tema, el de la legalización del consumo de drogas, el Presidente Calderón encabezó una reunión con intelectuales y otros tripulantes del Titanic mexicano, en la que se escucharon propuestas de toda índole.

La posición asumida por Calderón en el encuentro fue un resumen prodigioso de lo que ha sido su gestión presidencial: ni dijo sí ni dijo no aunque me pareció más un no que un sí, pero eso queda a criterio de cada quién. No obstante siempre hay quien nos haga olvidar la indecisión declarativa de don Felipe. Esta vez fue el cavernal primate Norberto Rivera, que en su calidad de habitante del siglo XIX se lanzó desde el púlpito al ruedo. Cuestionado sobre la legalización, el cavernal respondió que tenemos que pensarlo y tomar el ejemplo de otros países, donde el experimento no ha salido bien.

Mucho me temo que la declaración de don Norberto fue un mal disimulado intento de suicidio, porque las cosas que suceden en el extranjero no son muy convenientes para su férrea defensa de anacronismos flagrantes e injusticias aberrantes. Tomemos un tema, por ejemplo el de los sacerdotes pederastas y sus encubridores, y veamos cómo les ha ido en otros rumbos.

Estados Unidos ha sido el país que ha perseguido con mayor ahínco estos casos. Un estudio de la "Junta Nacional de Revisión" concluyó que, entre 1950 y 2002, hubo un total de 4.392 sacerdotes acusados de abuso sexual de 10.667 menores. Aproximadamente 6.700 casos presentaron suficientes pruebas, otros 3.300 no fueron investigados porque los sacerdotes ya habían fallecido y otros 1.000 no presentaron pruebas fiables.

Por esa razón, la iglesia católica norteamericana ha tenido que pagar cerca de 600 millones de dólares (otras fuentes afirman que han rebasado los mil millones) por concepto de gastos legales, indemnizaciones, terapia para las víctimas y tratamiento para los infractores; el conflicto fue tan grande que la archidiócesis de Boston, una de las más importantes, cerró 65 de las 357 tiendas… perdón, parroquias de su jurisdicción.

Para revertir la mala fama, a la clerecía estadounidense sólo se le ocurrió realizar estudios para demostrar que en las iglesias protestantes y en las escuelas también abusaban de menores. En otras palabras, mal de muchos, consuelo de pervertidos.

En Irlanda, una investigación que se prolongó casi 10 años reunió más de 2,000 testimonios de abuso físico y sexual perpetrados por sacerdotes. Como consecuencia, varios obispos encubridores dimitieron y la jerarquía católica tuvo que rendir cuentas ante el Papa.

En Alemania, la pelotera de la lascivia sacerdotal alcanzó a monseñor Georg Ratzinger, maestro de la capilla de Ratisbona y hermano del Papa Benedicto XVI; incluso el gobierno alemán intervino protestando diplomáticamente ante el Vaticano y exigiendo al Estado Pontificio una investigación minuciosa de estas violaciones.

En México, en cambio, los tiempos son propicios para los enfermos sexuales, si portan sotana, por supuesto. Las tropelías y la impunidad que gozó Maciel, Santo Patrón del Gremio de la Estimulación Temprana, revelaron la complicidad entre el gobierno de la República, empresarios poderosos y medios de comunicación para blindar al fundador de los Legionarios de Cristo.

Y hasta depravados de menor prestigio social y capacidad económica, como Nicolás Aguilar, responsable de más de 60 abusos sexuales en Puebla; o Rafael Muñiz López, en Veracruz, acusado de almacenar y distribuir pornografía infantil en una red internacional, son motivo de vergüenza nacional por la impunidad que la jerarquía católica encabezada por don Norberto les prodiga, en contubernio con los gobiernos estatales.

En otros países las cosas funcionan de forma extraña: la ley se aplica y el culpable paga por su delito. En el nuestro, la influencia de don Norberto es la medida de la justicia, y mientras las víctimas sufren un calvario tratando de sobreponerse a la otitis crónica de las autoridades, los depravaditos que el cavernal protege se pasean felices de la vida.

Alguien dijo que es mejor cerrar la boca y pasar por imbécil que abrirla y despejar toda duda. Ignoro hasta dónde ha sido benéfica la legalización del consumo de drogas en el resto del planeta pero no importa: don Norberto se opone de todas maneras. Desafortunadamente escogió el peor argumento posible: fuera de México el cavernal primate no sería el impune protector de ovejas calenturientas, por tanto, cualquiera que apoye la legalización podrá rebatirlo con su misma triste propuesta de que otras naciones son el ejemplo.

Poscriptum: Todos los datos que empleo en este texto los tomé de Wikipedia.



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