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Mostrando entradas de mayo, 2013

Qué suerte tiene Pozos

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Lo digo por dos muy poderosas razones. La primera. Desde el inicio de su campaña fue notorio que Pozos no quería debatir. No podía. Por un lado, no tiene la sal en la mollera para arriesgarse a un ejercicio como ese; por el otro, su carrera como político y funcionario está marcada por el enriquecimiento escandaloso, cuyo origen no puede ser otro que la cleptomanía. En suma, para Pozos debatir significaba una catástrofe bíblica pero las circunstancias jugaron a su favor. El delegado del IFE, tan lejano de los preceptos democráticos por los que debe velar ese organismo y tan cercano a la generosidad del Cuarto Piso, esgrimió toda suerte de insensateces legaloides y crónicas marcianas para impedir el debate entre candidatos a legisladores federales que propusieron Lavalle y Layda. La terquedad del delegado fue la salvación para Pozos, a quien no le alcanzarán los días de su vida para agradecérselo, pero dejó en claro que las sospechas de parcialidad del IFE son más que fundadas.

El sospechoso silencio de doña Layda

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A doña Layda Sansores no hay que insistirle mucho para que se aviente desde la tercera cuerda. En 1997, cuando se convirtió al perredismo y perdió la elección al gobierno del Estado con el priista González Curi, lo hizo al grito de “¡No al espurio! ” e instaló un campamento gitano en la Plaza de la República, aconsejada por Mahatma Peje; en 2000 se declaró furibunda foxista y se lanzó otra vez contra el PRI, partido que tanto prestigio y riqueza dio a su padre y a ella; en 2006 refrendó su condición de fan de López Obrador y acribilló con inusitado frenesí a Fox, participó en el plantón en Reforma, tomó la Tribuna del Congreso, berreó canciones de combate con sus compañeros diputados y gritó “¡No al espurio!”. En suma, en la biografía de doña Layda las derrotas y los espurios vuelven cíclicamente. Hoy día doña Layda sigue siendo guerrera del movimiento lopezobradorista y, además, es candidata a senadora por todas las vías existentes. Tales distinciones la han obligado a endurece

¡Este es Campeche, señores!

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Los organizadores del Festival de Jazz trajeron a don Jaime Almeida, uno de los personajes que más sabe sobre música en México, para dictar una conferencia. Por increíble que parezca, en tiempos de Internet, redes sociales y demás artilugios satánicos, la Secretaría de Cultura falló en la difusión y a la conferencia acudieron menos de 20 personas. Don Jaime predicó casi en el desierto. Ah, pero el 30 de diciembre vino Enrique Peña Nieto para decirnos que luchará incansablemente para que Campeche reciba lo que por justicia merece (y que durante 70 años el PRI le negó), y para el mitin el gobierno del Estado contrató decenas de autobuses, y a los acarreados les mataron el hambre con tortitas y la sed con juguitos y les dieron gorras y camisas y todo estuvo muy bonito. Y al final, después de cumplir con el requisito de vitorear al candidato, un numeroso grupo de pescadores fue a las oficinas de la Secretaría de Pesca y recibieron dinero a nombre de uno de los tantos programas diseñ

La destitución de Sarmiento

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“Roberto Sarmiento dejó la Secretaría de Gobierno y fue enviado a la Coordinación Política del PRI para foguearse partidariamente (sic) ”, reza un fragmento de esa obra de Ciencia Ficción que es la columna Expediente de Tribuna, donde los priistas combaten contra las fuerzas oscuras del PAN y Sonia Cuevas es la Princesa Leia. Ahora bien, fuera de ese testimonio de la inacabable imaginación del chayo, es una desmesura afirmar que un secretario de gobierno, el que sea, necesita fogueo político después de dos años y medio en funciones, pero si esa afirmación tiene como destinatario a Roberto Sarmiento, quien acumuló una cantidad de poder nunca antes vista en un funcionario estatal, entonces estamos ante un disparate sideral. La realidad es que fueron razones de otra índole las que obligaron a Fernando a enviarlo a la congeladora, y estas son esas razones, tal y como me fueron referidas por ciertos funcionarios del Campeche solidario: Hace unos meses, Fernando Ortega acudió a una

Se ponchan llantas

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Hace unos días, un inconsciente obstruyó la cochera de mis papás, molestia recurrente desde que en Champotón elaboraron un Centro Histórico de probeta y prohibieron a los conductores estacionarse junto a los arcos del Ayuntamiento, obligándolos a refugiarse en las calles cercanas. Cuando mi papá descubrió el agravio armó un escándalo planetario que se impuso al bombardeo decibélico que nos recetan a diario farmacias Similares y Elektra y, además, me despertó. Fui a ver qué sucedía y recibí mi parte del drama: a unos cuantos metros otro conductor inconciente había tapado la cochera de tía Vilma, donde guardo mi carro. Entonces padre e hijo despedazamos la honra de unas mamás anónimas hasta que el ardor de garganta dio paso a la cordura y llamamos a la policía. La voz que contestó en la dirección de Seguridad Pública nos prometió que en ese preciso instante estaba enviando una unidad, pero el preciso instante se convirtió en dos horas y media de tortuosa espera, así que volvimos

Y el bebé, ¡ay!, seguirá muriendo

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El Manuel Campos era un hospital prestigiado, bien equipado, con buena atención, que se convirtió en una alternativa para muchos campechanos cansados de caer en manos de médicos yucatecos, cada vez más entregados al negocio de exprimir pacientes. Pero eso duró hasta que llegaron los Justos y Solidarios. Por venganzas políticas, por irresponsabilidad, por desconocimiento, desmantelaron el Manuel Campos y lo transformaron en un híbrido que nadie sabía a ciencia cierta para qué servía. El personal, a quien nadie informó un carajo, sólo miraba horrorizado como partían las cuadrillas de Salud con los equipos y el material del hospital, en una sistemática labor de destrucción. Por un tiempo, incluso, corrió el rumor de que lo habían cerrado. No fue cerrado. Después de desmantelarlo quedó como Centro de Salud cuyas necesidades eran irrelevantes para el gobierno, entre ellas el pago del suministro eléctrico. Por eso fue que la CFE, maraña burocrática que de humanidad no tiene un gramo

Caso Ruelas: ¿qué nos indigna?

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Para Roberto Oropeza. Se armó una pelotera brutal a partir de las grabaciones en las que Rosado Ruelas se pinta como lo que es: un politiquito de tantos. Pero ¿qué es lo que nos indigna de estos testimonios: la corrupción declarada del alcalde de Campeche o la publicación de las pudriciones que sólo toleramos si se comentan en voz baja? Si es lo primero, la corrupción confesa de Ruelas, siento decirles que no es un caso aislado y ustedes lo saben. Más bien es el origen de la riqueza descomunal de Presidentes de la República, de gobernadores, de diputados de cualquier nivel o de alcaldes que ya en el cargo compran en Liverpool y se amanceban con viejas gordas, de falda de licra y dientes de oro. Claro, para que la corrupción funcione sin sobresaltos, la clase política ha sabido constituirse en una entidad por encima del marco legal a partir de la prostitución de la justicia. La ley en nuestro país es algo inofensivo e irrisorio para quienes tienen poder. Ahí están Moreira y B

La Rosa de Guadalupe

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Algo olía a podrido en la vecindad, escribió Shakespearito. Dado el perfil de Peña Nieto, el Fernando Colunga de la política, era predecible que una vez suelto, sin apoyo escenográfico ni apuntador, haría desastre y medio porque la ignorancia y la poca sal en la mollera son imposibles de ocultar. A partir de las barbaridades en la FIL y posteriores disparates se cumplieron las predicciones, pero lo extraño es que Televisa no haya intervenido para colocarle un chaleco antibalas o dar un golpe maestro en defensa del androide. Cierto que han habido pálidos intentos de blindarlo: López Dóriga le agregó esplenda a los rebuznos del candidato, Adela Micha dijo que la lectura es intrascendente a la hora de gobernar, Marín afirmó que los que atacan al priista en redes sociales son unos ignorantes, y Loret de Mola insinuó que las agresiones eran pagadas, sin presentar pruebas. En esos menesteres es justo reconocer y darle una croqueta a Roy Campos, la mascota mejor entrenada para guardi

Peña Nieto en la FIL

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Los disparates de Peña Nieto en la FIL han convocado los dos extremos del alma nacional, tan poco tolerante con los matices. En una esquina están los que han fusilado al candidato priista desde su posición de lectores irredentos. En la otra, los que argumentan que no es para tanto el desliz de Dorian Gel y sacan a relucir comparaciones fuera de lugar: ingleses y austriacos leen mucho, nosotros no, de qué nos burlamos. En el primer caso, el pelotón de fusilamiento sería una feliz extravagancia en México, paraíso del analfabetismo funcional cuyos habitantes, según estadísticas, leen menos de un libro al año. Y el otro es un disparo al blanco equivocado: lo de Peña Nieto sí es criticable, sí es una advertencia, y no es justificable a partir de la voracidad literaria de austriacos e ingleses. Peña Nieto fue a la FIL a presentar su libro y ahí le solicitaron mencionara las 3 obras que lo han marcado, la petición más predecible del mundo tratándose de un evento de esa naturaleza,

Miopía selectiva

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Una joven fue a recoger su ropa a la lavandería GES, pagó con un billete grande y la dependienta le dijo que no tenía cambio, pero podía compensarla con unos vales de gasolina. La joven los recibió, vio que estaban a nombre de la Delegación de Sedesol Federal y con toda justicia se indignó, porque esa transa, por ínfima que sea, sigue siendo una transa: los ciudadanos no tenemos por qué pagar el lavado de ropa de Jorge Luis Lavalle Maury y demás fauna radioactiva. Esta información sería un bocado irresistible para los medios locales, tan propensos a mostrarse críticos, valientes e incorruptibles en su compromiso con la verdad a la hora de destrozar panistas. Me estremezco de sólo imaginar la extensa jornada de crucifixión de Lavallito, una vez que lo encuentren culpable de la miseria y el atraso de Campeche por malversar vales. Ahora veamos otras historias: Como ustedes saben, el gobierno del Estado arruinó los hospitales Vidal Vera y Manuel Campos, que funciona

Pandora y el silencio de Tribuna

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Fíjense que hace tiempo conocí a una muchacha cuyo marido, sin saber lo que hacía, la obligó a leer dos líneas de una obra de García Márquez; días después, cuando emergió del primer párrafo de la primera página considerándose, sin falsos pudores, una intelectual en toda la línea, volteó a ver a las amigas que entretenían la vida con pasatiempos menos edificantes: las telenovelas, las canciones de Shakira, las revistas de espectáculos, y las catalogó como ejemplares aborrecibles que, decía, “sólo tienen un frutilupis en la cabeza”. Pero esta muchacha, con todo y su bagaje intelectual, creía cargar una losa de su pasado oscuro e iletrado: una desbordada pasión por Pandora. La logró ocultar durante algún tiempo pero una noche, al calor de la parranda, no sólo lo confesó con un grito liberador sino que fue hasta la grabadora y en las siguientes cuatro horas nos recetó completitos los éxitos del grupo incluidos en una edición pirata. Años después todavía siento escalofríos. Fue por

El Réferi

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La semana pasada, los champotoneros quedamos pasmados cuando supimos del nombramiento de Edilberto Rosado como director del ITESCHAM y no era para menos: la dirección de un plantel con ese nombre es un destino indigno para quien fue, incluso, aspirante al gobierno del Estado. Como era lógico suponer, esta movida política tan extraña convenció a muchos de que estaba listo, no había de otra, Edilberto vino a darse los primeros baños de pueblo para preparar su llegada a la presidencia municipal. Pero no todos pensamos lo mismo. La verdad, no creo que Edilberto haya sido enviado para suceder a Xico, lo que representaría un reto muy por debajo de su prestigio de espécimen prehistórico, sino para una misión mucho más complicada: aprovechar su sabiduría para que la selección del candidato del PRI a la alcaldía se realice con la menor cantidad de daños colaterales. Cada 3 años, en vista de lo redituable que resulta el negocio de la presidencia, Champotón se convulsiona con la aparició

La Tenencia, lo que dijeron

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El campechano es un pueblo manso, acomodaticio y desorganizado, pero el cobro injusto de la Tenencia despertó, hasta donde la narcolepsia lo permite, el sentido de la defensa de los derechos ciudadanos contra la cabronería gubernamental. Dicho de otra manera, aunque la pagamos como siempre en esta ocasión murmuramos más que de costumbre. El asunto de la Tenencia se calentó desde el año 2009, con la actual legislatura, cuando los diputados panistas comenzaron a exigir la derogación de ese impuesto y fueron despedazados por periodistas locales, entre ellos Tomas Zapata Bosh que, en mayo de 2010, en su columna Cosas de la Ciudad, escribió lo siguiente: ‎"Hoy de nueva cuenta y con fines puramente propagandísticos y electoreros y solo dios sabe si para desviar la atención... cierto sector de la bancada panista en el congreso ha venido promoviendo la destitución de este impuesto (la Tenencia)... (lo que) demuestra un total desconocimiento de la realidad del estado y una perver

Xico: ingeniería financiera

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Esto ya es cansado pero ni modo: hay que denunciarlo. El mes pasado Xico no le pagó a sus directores argumentando que había necesidades más importantes, entre ellas completar el salario de la base trabajadora, y nadie dijo nada, por supuesto, porque en los cargos de primer nivel siempre hay forma de apergollar dinero. No hubo problema. Pero resulta que de nada iba a servir el sacrificio de los directores porque Xico tampoco quería pagarle a la base trabajadora, a quienes les contó la fantástica historia de que había necesidades más apremiantes y no había dinero y etcétera. Sólo un plantón, la amenaza de huelga y unas cuantas mentadas de madre lo hicieron recapacitar y saldar la deuda quincenal. Ahora bien: ¿cuál es la razón de esta constante negativa a cumplir con los pagos? Pues que Xico y su concuño se embolsen los intereses que generan los recursos de la nómina; cada día que pasa es dinero que se llevan a la buchaca sin dar explicaciones a nadie y sin que les importe las

El Sondeo

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Trascendió que el gobierno del Estado contrató una empresa especialista en estudios de mercado y opinión pública para un sondeo sobre medios de comunicación locales, ante la sospecha de que algunos cobran mucho pero representan absolutamente nada ante la sociedad campechana. El resultado, me cuentan, fue asombroso. Para comenzar, un dato determinante en estos tiempos convulsos, en que exigimos dejar de pagar tenencia pero nuestro gobernador, con la mano en el corazón, nos dice que eso es imposible: dos televisoras locales ni siquiera fueron mencionadas por los encuestados. No las conocen, no existen y no importa porque reciben puntualmente del gobierno del Estado más de 200 mil pesos mensuales, y también se despachan con buen apetito del Ayuntamiento de Ruelas, del que cosechan alrededor de 100 mil pesos también mensuales. En total, esos medios ultra-restringidos de comunicación arrebatan cada 30 días más de 600 mil pesos de los contribuyentes campechanos, a pesar de que ningú

Razones del desastre

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Ayer, la profa. Elba Esther salió a confirmar algunos temas que estaban por demás claros para cualquiera que no viva intoxicado con telenovelas, por ejemplo: que negoció el apoyo del Sindicato Nacional de Maestros y del partido Nueva Alianza para la candidatura de Felipe Calderón a cambio de un proyecto educativo, reforma estructural a las pensiones, un puesto en el gabinete para su candidato presidencial, Roberto Campa, y las direcciones generales del ISSSTE y la Lotería Nacional para Miguel Ángel Yunes y Francisco Yáñez. El porqué lo hizo, negoció, también era lotería cantada: tenía un pleito a muerte con Madrazo, que la quería expulsar del PRI, y AMLO, ese extraordinario estratega electoral, no quiso hablar con ella porque, supongo, desde hace muchos años sólo dialoga con la Divinidad. Como siempre cuando se trata de conferencias de prensa, la profesora se mostró preocupada profunda y sinceramente por la educación en México y bla bla bla, abundante bla bla bla espeso e insu

Máquinas de destrucción masiva

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Hoy por la mañana, cuando salía de visitar a los sexagenarios de la Mesa de la Izquierda en el Plaza, fui testigo de cómo un microbus, que corría a la velocidad del auto de libertad de Hank Rhon, estuvo a milímetros de fragmentar un carro que daba vuelta rumbo al parque San Martín. La impresión fue tan intensa que llegué a mi casa con un fuerte dolor en el esfínter. No sucedió nada, por suerte, pero hace unos días sí: en ese mismo lugar, un microbus rebanó el capirote de un vehículo, literalmente, y en otra parte de la ciudad, hace unos meses, dos niñas fueron atropelladas por un microbus cuyo chofer había fumado eso que sublimó la vocación artística de Chico Che. Jugarnos la vida contra estas máquinas de destrucción masiva es el pan nuestro de cada día, y parece que nadie puede nada contra ellas. Años atrás, los legisladores aprobaron una Ley de Transporte público que sirvió para lo mismo que el Código de Ética que firmó recientemente Fernando Ortega. Entre otras cosas porque

Sarmiento y su yate

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“Mira mi lancha, cabrón: yo la compré. Estas son las cosas buenas que tiene esta madre”, dijo Sarniento a un líder panista, pero antes de llegar a esa confesión estoy obligado a ponerlos en contexto. El año pasado, días antes de la asamblea del PAN donde elegirían a los consejeros federales y estatales, Roberto Sarniento invitó a un panista champotonero a su casa en “El sombrerón” (así es, Sarniento tiene casa ahí y está justo al lado de la de Fernando). La invitación tenía un propósito: convencer al panista, que controlaba buena parte de los delegados de ese municipio, de traicionar a los Mouriño para que el Consejo Político blanquiazul quedara en manos del gobierno del Estado y fuera éste quien "palomeara" al presidente del Comité Estatal, contra el deseo de los españoles y su representante Mario Ávila, que en ese entonces ya empezaban a inclinarse por Erick Chong. La cosa es que el panista champotonero llegó a la casa de Sarniento acompañado del hermano de éste,