Perro no come perro, Alito





Apagón en el hospital “Manuel Campos” de Campeche. En el traslado de emergencia de los pacientes al hospital de Especialidades fallece uno de los dos bebés internados; poco después, muere el otro. El secretario de Salud, Enrique Iván González, declara que el corte se debió a una falla en los generadores. Mintió. La razón fue un adeudo de tres meses del gobierno estatal con la CFE que ascendía a más medio millón de pesos. Eso fue el 19 de enero de 2012.

El dinero apareció milagrosamente, el gobierno pagó a la CFE y el servicio se normalizó, pero los bebés no resucitaron. La muerte es inmune a los manejos burocráticos.

Hubo más homicidios perpetrados desde el poder en el sexenio de Fernando Ortega, los provocados por el boicot al programa de detección temprana del cáncer cervical. Mujeres que perdieron la vida para que algunos funcionarios construyeran su riqueza.

Y además, el equipo de mala calidad adquirido a precios siderales a “comercializadoras” vinculadas a funcionarios de la Secretaría, el desabasto de medicinas, el abandono de los hospitales y la desaparición de vacunas, razón por la que a tres meses de la toma de protesta de Purux Ortega como gobernador perdimos el primer lugar nacional en cobertura de vacunación. Al final del sexenio, una plaga de chikungunya postró a Campeche sin que en Salud movieran un dedo para combatirla. No hay dinero, decían.




Seis largos años de crímenes de Estado. 

Y al final al exsecretario de Salud, Cobos Toledo, y al exadministrador de esa dependencia, Miguel Duarte, los encarcelaron por un fraude distinto: el desvío de pagos fiscales por más de 200 millones de pesos.

Toledo y Duarte se merecen la cárcel y cosas peores, eso no está a discusión. Lo que no tengo claro es si la motivación del gobernador Alito Moreno para emprender esta limpia es hacer justicia o cobrar venganza. 

Si es por hacer justicia, deberían ser encarceladas otras figuras estelares del puruxato. 

Una revisión a las cuentas de la Secretaría de Cultura de Vidal, a Sedesore (zapatitos y mochilitas solidarias, etc.) y a Secud revelaría negocios pútridos cuyas ramificaciones alcanzan al senador Pozos. 

El siempre pizpireto arquiterco González Curi tampoco cantó mal las de Lupita D´Alessio: durante su gestión en Obras Públicas se vieron cosas repugnantes, una de ellas la rehabilitación del malecón de mi pueblo, luego la rehabilitación de la rehabilitación del malecón de mi pueblo, después la rehabilitación de la… hasta el infinito.

La visita permanente del exsecretario de Gobierno, Roberto Sarmiento, a Kobén tiene que incluir el yate, la hacienda en Imí II y los dos caballos finísimos que compró, uno a Pablo Hermoso de Mendoza y otro a Joan Sebastian. 

Además, el desfalco de mil millones a la API de sus directores, David Uribe y Fernando Sadek, que ya está muy sobado.  

Ah, pero en ese contingente de ajusticiados también tendrían que estar las ratas asesinas de Alito. Por ejemplo mi exalcalde, José Luis Arjona, que arañó lo que pudo a las obras públicas a través de sus familiares y subalternos, que robó a los trabajadores del ayuntamiento vía el Impuesto Sobre El Producto del Trabajo (ISPT) y nóminas apócrifas, y un kilométrico etcétera.

José Luis Arjona, el mismo que nos dejó nueve meses sin agua potable y al mismo tiempo inauguró un parque acuático y una alberca olímpica, junto con otros alcaldes adictos a Moreno Cárdenas, son ahora empresarios del ramo energético. En Champotón ya abrieron una gasolinera, están por inaugurar dos más y tienen otras en varios puntos del Estado. Sería interesante investigar cómo lo lograron.

Y Sleme en Hecelchakán. De él sólo voy a colocar esta imagen:




Incluso el gobernador Alito Moreno Cárdenas debería sentir el rigor de la ley por la falsificación de su constancia de bachillerato y de sus actas de nacimiento, por el delito de usurpación de profesión al hacerse pasar como abogado de la UAC, título que nunca obtuvo; por su relación con el fraude de Oceanografía; por su calidad de socio de IDN Consultoría, empresa que simulaba operaciones y emitía facturas apócrifas para el lavado de dinero de empresarios y gobernadores como Ulises Ruiz y el precioso Mario Marín; por sus nexos con la empresa que abrió cinco gasolineras de Pemex en Texas, esas que venden a seis pesos el litro. 

Cosa curiosa: los alitolovers invierten en gasolineras aquí, el patrón lo hace en EEUU. ¿Cuál será el hilo que los une?

Ahora que si el encarcelamiento de Cobos y Duarte es por venganza, estamos en otro sitio. Celebro la cruzada porque algunos criminales serán castigados pero lamento que la ejecución selectiva de la ley dejará impunes a los huelepedos y socios de Moreno Cárdenas… hasta nuevo aviso. 

Hasta nuevo aviso porque en política las facturas se cobran y con intereses, y los que por la mañana son feroces perseguidores por la tarde suelen convertirse en fugitivos desesperados. En ese sentido, el nombramiento de embajador en Paraguay de Fernando Ortega fue una advertencia de Manlio Fabio Beltrones a un gobernador deslumbrado con el poder y sus excesos: perro no come perro, Alito.

Besitos.

Tantán.   

Entradas populares de este blog

Alito y Pablo: bloqueo, mentiras y textoservidores

Imbecilidad amurallada

Doña Layda: la farsa opositora