El maleficio de la certeza




El mandato de Antonio González Curi estuvo lleno de historias, una más absurda que otra, provocadas por los delirios mesiánicos de un gobernante adicto a sí mismo, iracundo y paranoico, que convirtió a Layda Sansores en la protagonista de sus arrebatos coléricos y sus humedades nocturnas. Y un episodio del conflicto con la Salomé del Trópico fue el de Las Abejitas, a quienes Curi les negó la oportunidad de competir con los taxis; prefirió, por cálculo político y ardores personales, proteger con la aplicación selectiva de la ley y de la fuerza pública al cavernario monopolio del FUTV.

Durante su gobierno, Jorge Carlos Hurtado alcanzó fama internacional por un fenómeno misterioso: puso todas las primeras piedras imaginables, pero desapareció todas las segundas piedras. A pesar de los anuncios de construcciones fantásticas que hacía su gobierno y de los artículos laudatorios de los textoservidores, que proclamaban la industrialización del rancho, no hubo tal. Muchos de los terrenos donde iba a edificarse el desarrollo de la entidad siguen siendo terrenos yermos.

En su último año como gobernador, Fernando Ortega lidió con una plaga de chikungunya que enfermó a todos. Para combatirla simplemente ocultó información y maquilló cifras.

“Para lograr lo que nunca hemos logrado tenemos que hacer lo que nunca hemos hecho”, ha declarado Alito Moreno en varias ocasiones, y los burrócratas aplauden, los alitolovers arman su festival sélfico y los textoservidores elogian al mesías que trae el progreso y la felicidad a Campeche. Pero una vez que cesa el ruido y se disipa el polvo, nos encontramos con que lo dicho por Alito es sólo para deslumbrar idiotas, porque su gobierno no es más que una lastimosa síntesis de los anteriores.

Hacer lo que nunca hemos hecho significa, para el menesteroso egresado de la René Descartes, proteger al monopolio jurásico del FUTV con la aplicación selectiva de la ley y la fuerza pública, como lo hizo Curi; las obras monumentales “informadas” por Alito que, de por sí, estaban fuera de toda lógica, ahora se enfrentan a un presupuesto estatal recortado por “el amigo” Peña Nieto que no alcanza ni para el manicure del “otro amigo” Manuel Velasco; y ante la plaga de zika que ha encamado a los campechanos, nuestro mandatario optó por el maquillaje de cifras que Purux convirtió en ciencia exacta.

Estamos ante 18 años de errores que se condensan en un gobernante al que alguien, hace tiempo, me dijo que había que darle el beneficio de la duda. Hoy día, demostrada la obsesión de Alito por repetir la historia, creo que del beneficio de la duda sólo queda el maleficio de la certeza.

Besitos.

Tantán.

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