Apestar en grande

San Francisco de Campeche se cuajó. Cerraron calles, periférico, autopista y por generación espontánea aparecieron soldados, policías y guachomas a raudales. El Presidente estaba en la ciudad. Eso fue el 16 de octubre. En las redes sociales el video de Peña Nieto era la onda, en especial el segmento en que anuncia que su gobierno invertiría generosamente en Campeche para revertir el atraso y nos dice que estamos en su corazón, instante en el que Alito se derrite viendo al Quetzalcoatl metrosexual y los asistentes alcanzan un orgasmo colectivo. Todo bien bonito. En realidad, el Presidente sólo vino a interpretar el papel de muchacho citadino, seductor y mundano, que engaña a la jovencita provinciana con promesas de amor, porque el presupuesto que él y su equipo enviaron al Congreso un mes antes contemplaba un recorte criminal del 27.6 por ciento para Campeche, el golpe de gracia para un estado que carece de actividades productivas y todo lo concentra en un gigantesco, ca...