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Mostrando entradas de abril, 2015

La culpa es de la basura

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Megadesmadre, otras desgracias y las explicaciones solidarias

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Tronó el Megadesmadre, cosa que se veía venir. Después del dramático suceso, llegó la respuesta oficial que también se veía venir. Según Purux (a) “Fernando Ortega”, el Megadesmadre funcionó perfectamente bien; si reventó fue por las toneladas de basura que los cerdos campechanos tiran a la calle. Lo mismo dijo el constructor de la obra y las primeras planas de la prensa campechana, tan lejana de sus lectores y tan cercana al poder. Casi seis años han transcurrido desde que el gobierno del Estado inició la “modernización” del malecón champotonero. No han terminado y ya hay baches de todo tamaño. Para esta desgracia también hubo una respuesta puntual a cargo del arquitecto González Curi, secretario de Obras Públicas: el malecón no tiene remedio, estará en ruinas toda la eternidad por los camiones pesados que destruyen la carpeta asfáltica. El acueducto de Carmen, cuya construcción inició en el siglo 3 a.C., tampoco funciona. Según el gobernador, la razón del fracaso es la

El profe Heredia

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Hace unos días supe que enfermó, hoy me enteré de su partida. Con la noticia regresé a mi infancia, a los momentos en que el profe fue determinante para construir una parte de lo que ahora soy. No sé decirles cómo pero un día supimos que el profesor Heredia estaba formando un equipo de futbol. Era 1980, yo tenía diez años, mis amigos de la cuadra más o menos los mismos y éramos fanáticos de los Pumas de la UNAM. Fuimos a probarnos al campo de la Marina en Paraíso y después del primer entrenamiento me sentí del carajo, creí que quedaría fuera del grupo porque ahí estaban Yin y Laucín, Mimoso, Lonchi, etcétera, todos ellos jugadores extraordinarios mientras que yo era un desastre de pies planos, hombros caídos y una pierna derecha que no despejaba pelotas sino que bateaba jonrones; para acabar pronto, yo era al fut lo que Peña Nieto al inglés. Y sin embargo, entré. El profe Heredia nos dijo, a Manolo Sosa y a mí, que en un equipo cada quien tenía una función, que no todos podíamos in

El miedo no anda en burro solidario

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Por primera vez desde hace muchos años, los burócratas campechanos no serán requeridos para sudar como caballos y ondear pañuelitos en el desfile del Día del Trabajo. La razón: “evitar conductas y actos que pudieran infringir alguna disposición en materia electoral”, según el micro boletín de esa cosa que se llama Comunicación Social del gobierno del Estado. Cancelar el desfile con ese argumento parece un milagro. Algo así, digamos: a pesar de estar apretujado entre toneladas de grasa, la Divina Providencia alcanzó el corazón de don Fernando Ortega y lo convirtió en un gobernante respetuoso del proceso electoral y amante de la democracia. No es cosa menor. Pero a ese primer paso deberían seguirlo otros muchos, por ejemplo: erradicar el uso del aparato de gobierno, sus recursos humanos, materiales y económicos, su infraestructura y programas de asistencia social, en favor del candidato del PRI; cesar los pagos a los medios de comunicación, acabar con el subsidio de partidos y polí

La Morsa y el alcoholismo de los seybanos

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El documento con el que adorno este artículo es un intento de homicidio contra mi adorada profesora de Español, doña Lilia Góngora, y una afrenta espantosa contra los seybanos. En ambos casos se trata de infamias deplorables, pero la segunda me parece particularmente importante porque refleja la pesadilla que vivimos.   Para empezar, tengo que entablar una lucha a muerte contra los crímenes ortográficos y sintácticos para ensayar una traducción más o menos coherente de la circular. Ni modo, alguien tiene que hacer el trabajo sucio. Según entiendo, el documento, fechado el 16 de abril, informa a los propietarios de “establesimientos”  que el día 19, domingo para acabar de joder, quedaba prohibida la venta  de felicidad embotellada (o enlatada)  en Seybaplaya. Todo esto sustentado con artículos de Ley, firmado por el Director de Gobernación y con copia para 114 mil “juncionarios”, todos ellos confabulados para asesinar a la profesora Lilia y cagarse en los seybanos. Ad

Champotón: venganza doble

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“Si pierdo Champotón pero gano las elecciones, te vas al tanque, cabrón”, le dijo Alito a mi alcalde José Luis Arjona hace tres semanas, después de dos eventos casi desérticos y uno con mujeres en el que, de las 300 “invitadas”, 200 eran empleadas del Ayuntamiento amenazadas con el descuento de un día de salario por inasistencia, y que además tuvieron que soportar la humillación del pase de lista antes y después del deslumbrante discurso del que nos va a dar con todo y por todos lados. El escenario para Alejandro Moreno en Champotón está feo como un partido de la Selección, y la culpa es suya. Él fue quien impuso a José Luis Arjona en la alcaldía y después, cuando Arjona enloqueció y se montó en sus traumas y sus primas y desafió a su pueblo, ya no pudo controlarlo. Ahora está pagando los réditos. Además, Moreno Cárdenas carga otros lastres. Por un lado, el nefasto gobierno de Fernando Ortega, un sexenio de desorden administrativo y saqueo que convirtió el mayor presupuesto en la

La encuestitis de Alito

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Toda felicidad que no provenga del alcohol es ficticia. De ahí la maravillosa Semama Santa que pasé y su consecuencia: una cruda exponencial que sobrellevé con cierta dignidad hasta que vi publicada, en alguno de los periódicos que sirven como órganos de difusión de la campaña de Alito, una de esas supersticiones numéricas que se han vuelto tradición en tiempos electorales. Otra vez la mula a las encuestas, me dije. Vomité. -0- Platicar con Alejandro Moreno es chuparse un monólogo reiterativo: el del tipo que ya la hizo porque supo instalarse en la estratosfera política y cohabitar con los dueños de México: desayuna con Videgaray para aconsejarle sobre asuntos financieros, almuerza con Osorio Chong y le musita al oído estrategias para la gobernabilidad, cena con Manlio Fabio para sugerirle retruécanos legislativos sombríos y eficaces, y se trata de picadas de nalga con el Presidente Enrique Peña Nieto: su padrino, benefactor y carnal.  Por supuesto, el final del solilo

Doña Layda: la farsa opositora

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En México, mantenerse fiel a una ideología es la vía rápida hacia el fracaso, de ahí la deslumbrante biografía política de doña Layda Sansores, cuya lealtad a los ideales es volátil como plataforma de Pemex. La doña Sansores lo ha sido de todo y sin medida: diputada pluri bajo la monarquía salinista, senadora con Zedillo, candidata al gobierno de Campeche por el PRD, porrista de Fox, otra vez candidata al gobierno estatal, diputada federal pluri y senadora pluri por Convergencia y desde hace un año, cuando encontró en las “eses” aspiradas su camino a Tabasco, se convirtió a la fe verdadera de López Obrador donde la veremos hasta nuevo aviso. Por sus grandes contribuciones al putrefacto escenario político que habitamos, doña Layda merecería muchas páginas, largueza imposible en tiempos de Internet donde la brevedad es obligatoria so pena de ser mandado al carajo por los analfabetos funcionales. Así que, tristemente, en este homenaje sólo me concentraré en los momentos es

El antidoping y sus comediantes (featuring Rosiñol, Alito y Layda)

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Cualquiera sabe que cuatro días después de haber sido consumida, la cocaína es indetectable en una prueba de orina. Cualquiera sabe que sólo a través del examen del cabello se logran resultados toxicológicos precisos. Todos esperábamos que Rosiñol, el primero en lanzar la piedra antidoping, tuviera contemplado lo anterior y preparado el escenario para continuar la demolición de Alito. Al menos así lo haría un candidato inteligente y respaldado por un buen equipo, porque en una campaña que se respete la acusación contra un adversario siempre tiene red de protección, es decir, respuestas preparadas dependiendo de lo que haga, diga o deje de hacer el inculpado. Además Alito, que no es muy brillante, la puso fácil porque hizo lo que todos sabíamos que haría: esperó el tiempo necesario y fue a dos laboratorios para que examinaran su agüita amarilla, que resultó inmaculada como la de la laguna de Chuiná, y luego montó un espectáculo mediático para dar por concluido el capítulo