Frente a la portería, Messi realiza una operación aritmética elemental mientras que el Chicharito trata de resolver el último teorema de Fermat. Ese síndrome parece haber alcanzado al partido propiedad del Peje, Morena, que ha desaprovechado la oportunidad que generosamente le entregó la mala noche medieval de la Iglesia. Para ilustrar mi decepción, primero necesito recurrir al mantra de Manlio el día que lo masacró Anaya: contexto, contexto y más contexto. Ahí les va. A mediados de mayo, Peña Nieto dejó por un momento los rebuznos y pegó un do de pecho al proponer la legalización del matrimonio igualitario. Por reflejo pavloviano, la jerarquía eclesiástica se arremangó la sotana, anunció el Apocalipsis y llamó a su feligresía a una cruzada contra esa abominación, drama en que estamos inmersos en estos días. Poco le ha importado a la iglesia el México desangrado por la violencia, empobrecido por sus gobiernos, asolado por la corrupción y la impunidad, desgraciado en ca...