El nuevo FJR (Frente de Juniors Robolucionarios)




Cuando de salvar al PRI se trata, Don Salvador del Sagrado Corazón de Jesús López Espínola no anda por las ramas, va directo al tronco. No hace mucho, su curtido olfato político detectó entre la Mafia Aristocrática campechana algunos brotes de deslealtad y, veloz cual trámite burocrático, el también presidente de la Comisión Estatal de Procesos Internos lanzó esta advertencia: "No se vayan con la finta con la nueva derecha que regala delegaciones federales a hijos de priístas para ganar espacios en el 2009".

Como el escribidor está dotado de un Sistema de Traducción Simultánea (STS), puede revelarles que la finta a la que refiere don Salvador es una chamba de no malos bigotes, con salario de más de cien mil pesos, departamento, automóvil, chofer y un póster autografiado de Juan Camilo Mouriño. Si la cosa fuera conmigo, que me finten cuando les dé la gana, pero esas fintas no brincan en mi petate ni el mensaje estaba dirigido a gente como yo, provinciano e incrédulo de la Nueva Grandeza, sino a los hijos de los que nos gobiernan y que con tanto sacrificio y honestidad han construido este Campeche que es… (amable lector, complete la idea bajo su propio riesgo) de México, y de México el Campeche del mundo.

Ahora bien, como es sabido universalmente, la principal preocupación existencial de Raúl Pozos es cuidarse el cabello, pero en sus ratitos libres finge como presidente del Comité Estatal del PRI. Por una mera cuestión probabilística, la voz de alarma de don Chavito debe haberlo sorprendido esculpiéndose las crines y supongo que al instante tiró gel, peine y pistola de aire para salir volado a representar su función de dirigente partidista. Como ya nos enteramos, resolvió el asunto con la sagacidad que le es habitual: armó una reunión con la “juniorcracia” campechana, evento que representa una larga y robusta inyección de fe, esperanza y devoción para los anónimos y sacrificables integrantes del verdadero Frente, el Juvenil Revolucionario.

Entre otros de rancia alcurnia, los invitados fueron: Carlos Felipe Ortega Pérez, Jorge Luís González Ruiz, José Ángel Paredes Cruz, primogénito del presidente del Tribunal Superior de Justicia; Jorge Osorno Rendis, hijo del ex dirigente estatal del PRI; Jorge Abraham Azar Osorno, retoño del ex gobernador Jorge Salomón, y la hija del ex gobernador Antonio González Curi, Tania, y aquí brinca, salta y se revuelca una pregunta: ¿por qué no asistió su hermanito Gonzalito a la reunión? Alguien que no sabe un caraxo de política aventuró que lo están cuidando porque es el tapado para el 2015.

Ya en el convite, Raúl Pozos, sublime orador, dijo: “Podemos hacer un equipo muy chido, los invito a que conozcan la nueva cara del PRI, que ahora no son sólo discursos y que hay cosas que les pueden latir”. No entiendo: si la nueva cara tricolor ya no es sólo discursos, entonces ¿cuál era la vieja cara, al parecer recientemente desaparecida? ¿Darnos atole con la lengua, carnalito (perdón por el lenguaje pero lo Pozos se pega?)

Como Raúl Aarón es un caso perdido para todo intento de argumentación coherente, cambiemos de sintonía. ¿Qué diferencia a los jóvenes invitados a esta tertulia de los otros que han luchado por espacios políticos dentro del PRI y sólo les han dado discursos? ¿Acaso sus geniales propuestas? Veamos.

Carlos Felipe Ortega Pérez, heredero de las asombrosas facultades discursivas de su progenitor, expuso que “a través de familiares y amigos se atraiga a cientos de simpatizantes priistas, donde la suma y la multiplicación sean los factores aritméticos que los ayuden a realizar un trabajo responsable dentro del partido”. Eso de “factores aritméticos” está rete bien chido (insisto, lo Pozos se pega), aunque el planteamiento carece de un detallito, una cosita de nada que ha preocupado a los políticos desde siempre: ¿Cómo lograrlo? Si lo sabe, que no sea mala onda y le pase corriente a su papá, a quien le urge sumar aunque sea una decena de seguidores.

Jorge Luís González Ruiz, con el pragmatismo aprendido en casa, no se anduvo con rodeos: “Estamos seguros que se van a tomar en cuenta nuestras opiniones, porque no sólo somos jóvenes priistas sino también profesionistas y algunos funcionarios y empresarios”. Tiene razón, claro que les harán caso. Porque no es lo mismo que las opiniones provengan del joven priista, profesionista y empresario Juan de los Palotes que del hijo de uno de los que, en el momento que se le hinche, destituye de su cargo a Raúl con una patada en salva sea la parte y adiós mundo gel.

Otro más declaró: “Es una buena idea seguir jalando gente de todos lados para hacer más por el PRI”. Lo nunca visto: un partido político trabajando en reclutar militantes. Si no conociera el agua tibia, este feliz descubrimiento me parecería el más grande de la historia.

“En política, la percepción es la realidad”, dicen. Existe entre los campechanos la idea de que el PRI-Gobierno es un envase cerrado, y por la triste situación que vive la entidad, un envase cerrado al alto vacío. Lo deseable sería romper con esa apreciación aunque fuera simulando una apertura que impida la estampida de simpatizantes hacia otras ofertas políticas. Pero reuniones como esta, que profundizan la impresión de una clase política refractaria y elitista con alucines hereditarios, la cosa va por mal camino. No queda más remedio que citar al maestro Orwell: “En esta granja todos los animales son iguales, pero hay unos animales más iguales que otros”. Me late que sí (y dale con lo mismo, las pozoladas son tremendamente contagiosas).

Agosto/2007

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