Peor el remedio que el arquiterco







A Fernando Ortega no le quedaba más remedio que ejercer el Derecho de pernada contra el arquitecto González Curi, eso era inevitable. El problema, ahora lo sabemos, es que Gamboa Patrón aprovechó esa fractura y consiguió que la Presidencia de la Gran Comisión recayera en su amigo y protegido Víctor Méndez Lanz, cuya carrera política, incluyendo su llegada a la actual legislatura por vía plurinominal, la ha hecho nadando de muertito.

Ahora bien, es justo decir que ante el agobio de los 12 años de gonzálezoscurantismo, no parecía mala idea que Méndez Lanz tripulara el platillo volador. Sí, ya sé que nunca se ha distinguido por su preclaro entendimiento y que por méritos propios se ganó, desde los tiempos de Abelardo Maracas, el mote de "El Torpedo" (torpe de día, pedo de noche). Pero estaremos de acuerdo en que Vìctor resulta inofensivo si lo comparamos con otros especímenes políticos, al fin y al cabo ningún alucine alcoholico llega a extremos tan gruesos como los de imaginar Nuevas grandezas montadas en elefantes rosados.

Pero a pocos meses de su llegada al Congreso, Méndez Lanz está confirmando las sospechas de que su actividad neuronal es similar a la de Salvador Cabañas después de conocer a J.J. en el Bar-bar, y lo lo que que son son las las co cosas: empezamos a extrañar al arquiterco Jorge Luis y su legendaria caida de pestañas. Veamos por qué:

El 27 de enero, a través de la página electrónica de TMC Canal 76 (http://tvmc76.com/), supimos que la CFE cobró indebidamente en el sexto y último bimestre del 2009 el alza del 1% al IVA que entró en vigor el primero de enero de este año. El asunto ya había sido ventilado en otros estados; en Tabasco, por ejemplo, el Legislativo exigió la devolución de ese dinero a los usuarios. Pero para Víctor Méndez esto no tiene la menor importancia y al ser cuestionado por la prensa, dijo que no había ninguna intención de defender a los consumidores afectados por la mala leche de la CFE.

Ahora bien, lo que para Méndez Lanz no fue importante sí lo fue para los panistas, que tomaron la iniciativa y declararon que defenderán a sus militantes de este abuso, lo que los pone varios pasos adelante de la fracción parlamentaria del PRI, cuya velocidad de reacción se mide en eras geológicas. Va una.

Después de la guerra contra el narcotráfico, ningún tema ha sido debatido con más ahinco que el de los matrimonios entre personas del mismo sexo y su derecho a adoptar. El domingo 31 de enero, el periódico Tribuna publicó en primera plana un reportaje espléndido sobre el tema, en el que casi todas las voces fueron tomadas en cuenta. Y al día siguiente, ahí mismo apareció una nota en la que Víctor Méndez confiesa que ese tema no está agendado ni se discutirá en esta Legislatura.

Si el debate más tarde que temprano llegará a Campeche, asiento de una numerosa comunidad gay, entonces para qué esperar que el tema reviente espontáneamente, con riesgo de volverse incontrolable como ha sucedido en otros lugares. Por qué no incluir este asunto en la agenda del congreso e iniciar un debate abierto, moderno y sin concesiones, un ejercicio inédito que no sólo genere una buena iniciativa de ley sino que entregue a Víctor Méndez cierta estatura política.

Pero no es el caso. Lo que tenemos a cambio es un grupo de congresistas indiferentes al mundo exterior y un presidente de la Gran Tomisión que, como las avestruces, entierra la cabeza en la arena. Ojalá no haya quien se equivoque y crea que don Víctor se agachó a recoger el jabón. Van dos.

El comisionado presidente de la Comisión de Transparencia y Acceso a la Información Pública del Estado de Campeche (Cotaipec), Gonzálo Bojorquez, criticó la Ley de transparencia vigente en el Estado, misma que fue aprobada gracias a la mayoría priista y al vergonzoso entregismo de los convergentes laydistas de la anterior legislatura, y que condena al ciudadano interesado en obtener información pública a perderse para siempre en un laberinto burocrático. La declaración fue publicada el 3 de febrero en "La E" (El Expreso o La i fresa, como gusten).

Al día siguiente, el diputado Méndez Lanz acusó recibo y respondió como sólo él sabe hacerlo: con una retreta de barbaridades. Recomendó a Bojorquez Risueño que mejor se dedique a la medicina (el comisionado presidente es dentista) y deje las cosas como están, y esta recomendación la respalda con un brillante argumento: "Yo al menos soy LAE (licenciado en administración de empresas).

Desde el inicio de la presente administración, Fernando Ortega se ha mesado las barbas jurando que no hay dinero y que, por tanto, su gobierno será austero y responsable. Si a esto le agregamos que la percepción ciudadana es que los recursos públicos no se usan como es debido y sólo sirven para hinchar las cuentas bancarias de los políticos, la exigencia de Bojorquez Risueño tiene razón de ser. Hay que brindarle certezas a la ciudadanía para que ésta, a su vez, recupere la confianza en sus autoridades. La respuesta de Víctor Méndez, en cambio, equivale a un sonoro rebuzno dividido en paréntesis:

a) Si Bojorquez Risueño es dentista, eso no tiene nada que ver con las opiniones que vierta en su calidad de integrante de la Comisión de Transparencia Estatal. En todo caso, el perfil académico de Méndez Lanz tampoco tiene relación con su cargo actual, en la Gran Tomisión, y sin embargo es ahí donde vegeta.

b) Al descalificar a Bojorquez Risueño, Víctor Méndez descalifica al ex gobernador y diputados priistas de la legislatura anterior, porque la constitución de la Cotaipec fue un invento de Hurtado Valdez y de esa bancada, y un premio a Bojorquez por su leal desempeño como Presidente Consejero del IEEC durante la apretada jornada electoral del 2003, que ganó don Jorge Carlos por escaso márgen.

c) Al negarse a revisar la actual Ley de transparencia, Víctor Méndez queda como sospechoso de solapar la turbiedad en el manejo del erario y al mismo tiempo levanta suspicacias sobre la sinceridad de Fernando Ortega, su jefe, que ha prometido manejar los recursos del pueblo con absoluta limpieza. Van tres.

Han transcurrido muy pocos meses desde que Víctor Méndez arribó a la Gran Tomisión gracias a Emilio Gamboa, que supo aprovechar la necesidad de desplazar a González Curi de las altas responsabilidades de gobierno. Pero por lo que se ve, a Fernando Ortega el remedio le salió peor que el arquiterco o, dicho de otro modo, se curó el dolor de cabeza con una muy filosa guillotina. Salud.



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