El cuerpo semi calcinado de Laura Gabriela Yáñez mostraba señales de golpes, tortura y violación. Eso decía el informe que llegó a las oficinas de la Fiscalía en Ciudad del Carmen el 13 de noviembre de 2015. Días después, el 19, el Fiscal de este rancho, Juan Manuel Herrera, cambió la versión, que quedó de esta forma: Laura Gabriela fue al cementerio de Isla Aguada cargando un bidón de gasolina, cavó la fosa, se desnudó, se madreó, cometió todo tipo de aberraciones sexuales consigo misma, se acomodó en el hueco, se bañó de combustible y se prendió fuego. Caso cerrado. Con un Fiscal como el nuestro, que todo lo resuelve a partir del suicidio y el autorrobo, es una consecuencia lógica la espiral de violencia e impunidad que agobia al Estado. Pongo dos ejemplos: sólo en enero de este año la tasa de homicidios aumentó en 333 % con respecto a todo el 2015 (pueden checarlo aquí ), y después de haber sido la segunda entidad más segura, en diciembre del año pasado llegamos al
Aquí, tres noticias vía Facebook. Alito participa en la fiesta de Año Nuevo de un asilo de ancianos y luego va a un hospital a darle la bienvenida a los primeros bebés del 2016. Raulito Uribe, mi alcalde, tiene querida y su primo, querido. Matan a puñaladas al líder del sindicato de los Tres Poderes, Juan Carlos González, en el “caso aislado” de cada día. Aquí, las opiniones del respetable, opiniones que son la evidencia de que en Campeche la imbecilidad también está amurallada. Alito es bueno, dicen; Raulito y su primo, malos; y el líder sindical se merecía que lo agarraran de alfiletero, afirman los internautas, o lo suavizan con la sospecha de que a González se lo echaron porque andaba en malos pasos. Durante mucho tiempo el poder monologó a través de los medios tradicionales: periódicos, revistas, noticieros de radio y televisión. En aquellos tiempos teníamos que tragarnos la verdad oficial, rumiar el descontento y esperar el milagro que diera voz a todos para que la
Y ahora, los Alitolovers nos presentan una variante más de la infamia. La culpa de la muerte de Kevin es de los padres de los asesinos que no los supieron educar, dicen, y así tratan de trasladar la responsabilidad de este crimen a otra parte, lejos de su mata de chayote, en una medida desesperada para encubrir las burradas del gobernador Alito Moreno. Pero no es tan fácil en este caso fabricar culpables para desviar la atención. Kevin era un buen muchacho, según las versiones que he leído. Los padres de Kevin hicieron bien su trabajo. Los padres de los asesinos no. ¿Quién debe mediar para que entre unos y otros impere la Ley? ¿Cuál es, entonces, la función del Estado? ¿Por qué el gobierno, depositario de la violencia legítima, ha sido rebasado en este y en otros muchos casos? Si existe venta de trago a mansalva en las colonias y ahí se surten menores de edad, muchas veces en horario ilegal (doble delito); si los parques son reinos selváticos y, por tanto, nido de malvivi