Diario postelectoral: Solá






Aún no se asienta la polvareda que levantó el proceso electoral del domingo y un periódico local nos informa que Antonio Solá abandonó Campeche. Según la nota, el español fue sorprendido en el aeropuerto loco de contento con su cargamento, a saber: varias y muy robustas maletas, quizá las necesarias para trasportar el dinero que ganó por su magnífico trabajo como estratega de la campaña del PAN, y un Gallo Azul incrustado ahí donde la espalda se convierte en pestilente oquedad.



Se fue por la puerta de atrás, en silencio, el principal responsable de la derrota panista, y atrás quedan sus oligofrénicos empleadores para cosechar la crispación y el rencor que originó la guerra sucia. En este caso, no estaría mal regresar al primitivo mandamiento del “Ojo por ojo y Alerta Campeche por Alerta Campeche”.

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