El Réferi




La semana pasada, los champotoneros quedamos pasmados cuando supimos del nombramiento de Edilberto Rosado como director del ITESCHAM y no era para menos: la dirección de un plantel con ese nombre es un destino indigno para quien fue, incluso, aspirante al gobierno del Estado. Como era lógico suponer, esta movida política tan extraña convenció a muchos de que estaba listo, no había de otra, Edilberto vino a darse los primeros baños de pueblo para preparar su llegada a la presidencia municipal.

Pero no todos pensamos lo mismo. La verdad, no creo que Edilberto haya sido enviado para suceder a Xico, lo que representaría un reto muy por debajo de su prestigio de espécimen prehistórico, sino para una misión mucho más complicada: aprovechar su sabiduría para que la selección del candidato del PRI a la alcaldía se realice con la menor cantidad de daños colaterales.

Cada 3 años, en vista de lo redituable que resulta el negocio de la presidencia, Champotón se convulsiona con la aparición de infinidad de precandidatos. En 2009, por ejemplo, había 18 feroces aspirantes y fue necesario recurrir al ABC de la ciencia política para que no se despedazaran entre ellos:

Alito los reunió en Campeche, les dijo que tenían dos horas para elegir un candidato de unidad y los dejó solos. Regresó en el tiempo previsto y los champotoneros, fieles a su costumbre, habían recorrido la genealogía de cada quién y sus cochinadas, pero nadie cedió un sólo centímetro. Entonces Alito les dijo que, como no podían ponerse de acuerdo, el alto mando se había decidido por un candidato ajeno a esa jaula de locos y les presentó a Xico. Mal que bien, el experimento de dividirlos para vencerlos fue un éxito.

Hace tiempo que Xico cayó de la gracia de Fernando Ortega, y no por ladrón, que es la fama que se ha ganado a pulso, sino por negligente. El Ayuntamiento bajo su cuidado es una nave sin rumbo y el pueblo se encuentra en las peores condiciones de su historia.

Y no sólo eso. Lo peor es que la cleptomanía de Xico ha convencido a todos de que gobernar el municipio es acceder al paraíso de la riqueza instantánea y la impunidad; y la incapacidad de Xico ha convencido a Fernando de que el PRI se desintegrará si le deja el control del proceso de selección de candidato.

Además, parió la abuela. Roberto Sarmiento ya tiene un prospecto para Champotón, el gordo Uribe tiene otro, Sarmiento y Uribe se odian, y Xico está peleado con los dos.

Es ahí donde entra Edilberto Rosado. Curtido en batallas mucho más cruentas, Edilberto debe haber venido con la instrucción de amansar a las fieras para que, llegado el momento, Fernando pueda poner el dedo en quien le dé la gana, confiando en que su elegido se hará cargo de su candidatura sin el riesgo de lidiar con una traición de Xico, con la ira elemental de Uribe, con la mala digestión de poder de Sarmiento, y con precandidatos resentidos que sin oficio político, si más horizonte que el presente y sin otro motivo que el despecho, negocien con la oposición e inicien una guerra santa contra el dedazo.

Entradas populares de este blog

Alito y Pablo: bloqueo, mentiras y textoservidores

Imbecilidad amurallada

Kevin no será el último